El atlética San Luis terminó por imponerse en casa ante los Bravos de Ciudad Juárez que se alejan de la reclasificación tras caer 2-0.
El cantante Luis Enrique Santander hacía sonar su ocarina en la cálida noche potosina para dar comienzo al duelo entre dos equipos que iban a ganar o ganar para dormir en zona de repechaje.
A los tres minutos nadie se encontraba en la cancha. El que si encontraba su asiento era Andre Jardine que aunque usted no lo crea, se quedaba quieto en su banquillo. Diego Mejía por otro lado, inmóvil pero de pie en su zona técnica.
Dieter Villalpando ya hacía gala de la experiencia a los cinco minutos dejándole un balón filtrado a Vitinho que no pudo vencer a un Talavera, el hijo pródigo de La Barca Jalisco metía las yemas de los dedos y nada más quedaba el susto. Aguantaban los Bravos pero San Luis quería lanzarse encima.
A los diez, aquel queretano que estaba inmóvil ya no lo era más: ya pegaba manotazos y contaba con los dedos como en programa de tele para niños: dos, tres, cuatro. Dentro de la cancha, sin embargo, Agustin Urzi ya asomaba por la banda de la derecha pero llegaba a destiempo en busca de meter el zapatazo.
Con un cuarto de hora en el cronómetro la cosa seguía con el round de estudio, el cuadro rojiblanco controlaba desde atrás y a los fronterizos no les molestaba mucho busca el contragolpe con el Mono Osuna y Jordan Sierra.
Al 22 San Luis intentaba meter el primer golpe del encuentro con un buen centro que no encontró remate gracias al Titán Salcedo. Sin mucha técnica y con poca emoción, pero las hostilidades se movían rápido con el contador irapuatense.
Tres minutos más tarde Ricardo Chávez dejó ir una para los hermanos menores del Atlético de Madrid: se la puso sencilla y tendida a Talavera desde el tiro libre. El cancerbero de azul no tuvo inconveniente en rechazar.
Se iba un tercio de partido y Juan Manuel Sanabria se llevaba el primer cartón amarillo del juego después de dejarle marcados los tachones a Alan Medina. A diez para el medio Bravos emparejaba el trámite de las acciones con un San Luis al que se le empezaban a complicar las labores ofensivas.
Eran 39 minutos y la escudara verdirroja jugaba a la matatena con los rebotes sin mucho éxito pues la de gajos acababa en las mano de Marcelo Barovero que poca había tocado la pelota.
El empate se rompió apenas entrada la compensación. Unai Bilbao se encontró con un recentro improvisado de Ricardo Chávez en un corner y le marcó gol a un Talavera que no tuvo tiempo de reaccionar. 1-0 el electrónico para los dueños del Alfonso Lastras.
Rojiblancos y verdes se iban al descanso con los últimos recién aturdidos por el tanto en contra.
La Chamaqueada
Arrancaba la mitad complementaria con unos Bravos que iban par el frente por que no quedaba de otra.
Al 50 Maxi Olivera se llevaba entre las piernas de John Murillo para ganarse la tarjeta amarilla. Los hostilidades se empezaban a cortar com el jalón de Zaldívar que mandaba para el piso a Jordan Sierra. Otro cartón preventivo para los potosinos.
Cinco minutos más tarde, un defensa del equipo de los rebozos recibía un rebote al muslo que luego rebotaba en su mano derecha. Luego de ir al VAR, Santander acabó por pitar la pena máxima. Bravos tenía la chance del empate en el manchón y el contador se llevaba los gritos del respetable.
Pasaba a cobrar Olivera y así como llegaba así la fallaba. El uruguayo le pegó fuerte pero a media distancia, el experimentado guardameta argentino le metió las manos como en partido del recreo y sostuvo la ventaja. Sonaba la campana de la hora, Bravos dejaba ir una de oro.
Dicen el viejo adagio que los goles que no hagas te los van a hacer. Tal fue el caso después que los visitante perdieran la número cinco saliendo en corto en propia cancha. Vitinho los “chamaqueó” en el sentido más literal posible, robo la pelota y desde fuera del área metió un balón que casi gateó por el pasto para entrar al arco y poner el segundo en el luminoso. Minuto 62, la losa era de 2-0.
Al 67 el autor del segundo tanto tenía tiro libre desde el área grande y a como estaba la situación, era latente el peligro de gol. El esférico acababa en la Catedral Metropolitana pero el estratega brasileño respiraba tranquilo.
Con poco menos de 15 por jugar Murillo dejó una balón rozando el segundo palo ante unos Bravos totalmente tirados hacia adelante tratando de morirse de algo. Fuera de la cancha el de Porto Alegre volvía a perder la calma no queriendo dejar que los fronterizos se avivaran.
Faltaban diez y la desesperación juarense era más que evidente. Santiago Ormeño, ya acoplado tras entrar de cambio. Buscaba el gol a como diera lugar pero no lo hallaba ni con GPS. Para colmo de males, Arribas sentía molestias en el muslo y enfilaba a salir del campo.
Bravos hizo lo que pudo, lo que le alcanzó con la honra deportiva pero no fue suficiente para recortar el marcador. Enrique Santander finiquitó la derrota al 96.